Para dar lo mejor de mí a los demás, yo debo de estar bien.
Efectivamente, si quiero ayudar a los demás, primero he de ayudarme a mí mismo. Y esto no es egoísmo.
Aunque muchas veces nos dejamos para el final, tenemos que ser conscientes de que no podemos ayudar a los demás si nosotros estamos mal.
¿Cómo puedo tranquilizar a una persona si yo mismo no estoy tranquilo? ¿Cómo puedo cuidar de alguien enfermo si yo no me encuentro bien?
En estos tiempos tan difíciles, es de vital importancia ser honestos con nosotros mismos, y reconocer que nosotros también tenemos nuestros problemas, preocupaciones, que estamos muy cansados, o que estamos llenos de emociones que nos lastiman. Y todo esto que llevamos en nuestro interior, no hay que esconderlo para que los demás no lo noten, sino todo lo contrario. Tenemos que ser conscientes y sinceros con nosotros mismos de que nos sentimos así, para sacarlo, pero de forma definitiva de nosotros, para que no nos afecte, ayudarnos a nosotros mismos, y así poder ayudar en nuestro entorno en las mejores condiciones, que tanta falta hace.
La terapia energética, en sus diferentes modalidades, nos libera del lastre que llevamos con nosotros, para poder encontrar nuestro propio bienestar, y así, poder compartirlo con los nuestros.
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